jueves, 17 de febrero de 2011

Teoría del Desarrollo Capitalista, P.M Sweezy

A continuación voy a exponer la entrada sobre el trabajo en grupo acerca del libro de Paul M. Sweezy “La teoría del desarrollo capitalista”, que realizamos entre Daniel Santos (capítulos IV y V), Aitor Cano (VI y VII) y Beatriz Mayoral (Capítulos II y III);

Capítulo II: El problema del valor cualitativo.

-Introducción.

El primer capítulo de El Capital se titula “Las mercancías”. Mercancías es todo lo que se produce para el cambio más bien que para el uso del productor; el estudio de las mercancías es el estudio de la relación económica del cambio. Marx empieza por analizar la “producción simple de mercancías” (cada productor posee sus propios medios de producción y satisface sus múltiples necesidades por el cambio con otros productores en situación similar).
Comenzando por la producción simple de mercancías, Marx pbserva una bien sentada tradición de teoría económica. Así, Adam Smith concibe la división del trabajo subordinada a cambio, estableciendo éste como causa y origen de la primera. “Propensión a traficar, trocar y cambiar” vinculada a la naturaleza humana. De este modo se liga inseparablemente el cambio a la división del trabajo y se les muestra como las columnas unidas que sostienen la sociedad civilizada. Las implicaciones de esta posición son claras: producción de mercancías, enraizada en la naturaleza humana, como forma universal e inevitable de la vida económica. Los problemas de la economía política tienen un carácter exclusivamente cuantitativo.

Marx no niega la relación existente entre producción de mercancías y división del trabajo sin embargo, no se trata de una relación tan rígida.
Si bien la división del trabajo es una condición necesaria para la producción de mercancías, de ahí no se sigue que, la producción de mercancías sea condición necesaria de la división del trabajo.
Niega que la división del trabajo esté necesariamente ligada al cambio. La producción de mercancías no es la forma universal e inevitable de vida económica sino una forma históricamente condicionada que no puede presentarse como directa manifestación de la naturaleza humana.
Según esto, el economista no puede confinar su atención a las relaciones cuantitativas que nacen de la producción de mercancías; debe dirigir también su atención al carácter de las relaciones sociales subyacentes en forma de mercancía. (Tareas cualitativas de la economía política).

-Valor de uso.

Toda mercancía tiene un doble aspecto; el de valor de uso y el de valor de cambio. El valor de uso expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido (actualmente, "utilidad"). Marx excluía el valor de uso de la esfera de la economía política, pues ésta debe centrarse en las relaciones entre personas, y dicho valor de uso no da cuerpo, directamente, a una relación social. Esto no significa que el valor de uso no deba jugar ningún papel en la economía política, aunque no como una categoría económica en sí misma, es un prerrequisito del consumo.

-Valor de cambio.

En una sociedad en que el cambio es un método regular de realizar el propósito de la producción social, es sólo en calidad de mercancías como los productos tienen valor de cambio.
El valor de cambio aparece como una relación cuantitativa entre cosas, entre las mercancías mismas.
La relación cuantitativa entre cosas (valor de cambio) es, en realidad, sólo una forma exterior de la relación social entre los propietarios de mercancías o, en el caso de la producción simple, entre los productores mismos. Los productores individuales, trabajando aisladamente cada uno, trabajan en realidad los unos para los otros. Su trabajo tiene un carácter social que le es impreso por el acto de cambio.
Estrictamente, el concepto valor de cambio se aplica "sólo cuando las mercancías están presentes en plural", expresa una relación entre mercancías. Una mercancía individual posee la calidad social que se manifiesta cuantitativamente en el valor de cambio, pero es necesaria la relación entre las mismas.

Una mercancía es, para Marx, un valor de uso u objeto de utilidad, y un valor. Así, como valor de uso, una mercancía es un rasgo universal de la existencia humana, presente en cada una y en todas las formas de sociedad. Como valor, la mercancía es un rasgo de una forma histórica específica de sociedad que se distingue por dos características principales, división de trabajo desarrollada y producción privada.

-Trabajo y valor.

El requisito de que todas las categorías económicas deben representar relaciones sociales condujo a Marx directamente al trabajo considerado como “el valor que yace oculto detrás del valor de cambio”.
El trabajo también tiene dos aspectos, uno correspondiente al valor de uso y otro al valor de la mercancía que produce. A la mercancía como valor de uso corresponde el trabajo como trabajo útil.

La actividad productiva, si dejamos de lado su forma especial, no es más que el gasto de fuerza humana de trabajo, gasto productivo de cerebro, nervios y músculos humanos. El valor de una mercancía representa trabajo humano abstracto, el gasto de trabajo humano en general.

Así, lo que el valor de uso es al valor en el caso de la mercancía, el trabajo útil es al trabajo abstracto en el caso de la actividad productiva:

“Por una parte todo trabajo es un gasto de fuerza humana de trabajo, y en su carácter de trabajo humano abstracto, idéntico, crea y forma los valores de las mercancías. Por otra parte, todo trabajo es el gasto de fuerza humana de trabajo en una forma especial y con un fin preciso, y en éste, su carácter de trabajo útil concreto, produce valores de uso”.

-Trabajo abstracto.

La expresión trabajo abstracto es, en pocas palabras, equivalente de “trabajo en general”; es lo común a toda actividad humana productiva. Lleva a cabo la reducción de todo trabajo a un común denominador.

La sociedad capitalista se caracteriza por un grado de movilidad del trabajo mucho mayor que el que prevalecía en cualquier forma anterior de la sociedad “los individuos pasan fácilmente de una clase de trabajo a otra, debido a lo cual no es importante para ellos qué clase particular de trabajo pueda tocarles desempeñar” El trabajo se convierte en un medio de crear riqueza en general dejando de desarrollarse junto con el individuo en un destino particular.

Resumiendo, se puede decir que la reducción de todo trabajo a trabajo abstracto permite ver claramente, detrás de las formas especiales que el trabajo puede adoptar en un momento determinado, una suma de fuerzas de trabajo social que es susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social, y de cuya magnitud y desarrollo depende en última instancia la capacidad productora de riqueza de la sociedad.

-La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor.

La mercancía en cuestión tiene de común con todas las demás (todas ellos son valores) el hecho de absorber una parte del total de la fuerza de trabajo disponible en la sociedad (todas ellas son trabajo abstracto materializado). Es esta característica de la "mercancía" el punto de partida y la categoría central de la economía política de los tiempos modernos.

Capítulo III: El problema del valor cuantitativo.

-El primer paso.

En toda sociedad, desde la más primitiva hasta la más avanzada, es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad. Lo que cambia en el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades de producción y distribución. Como lo dijo Marx, “Todo niño sabe que si un país dejara de trabajar, no diré por un año, sino por algunas semanas, moriría”. “En un estado de la sociedad en el que la interconexión del trabajo social se manifiesta en el cambio privado de los productos individuales del trabajo, es precisamente el valor de cambio de estos productos”.

El valor de cambio es un aspecto de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías. Descubrir la naturaleza de estas leyes en términos cuantitativos es la tarea de la teoría del valor cuantitativo, y es en este sentido como la teoría del valor ha constituido el punto de partida tradicional de la moderna economía política.

Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas; absorben también cierta cantidad precisa, medida en unidades de tiempo, de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad.
Marx supone que existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo, las mercancías cuya producción requiere un tiempo igual se cambian sobre la base de uno por uno.

En necesario apuntar que, en la determinación del valor sólo se tomará en cuenta el trabajo “socialmente necesario”, necesario en  las condiciones sociales existentes.[1] Además, Marx toma “cualquier clase de trabajo por trabajo simple, no cualificado”, ahorrándose la molestia de reducir el trabajo cualificado a trabajo simple.

-El papel de la competencia.

Es necesario establecer bajo qué condiciones las proporciones del cambio corresponderían exactamente a la proporciones del tiempo de trabajo. Siguiendo el ejemplo del “ciervo y el castor” de Adam Smith se establece que, sólo una proporción de cambio constituye una situación estable. Esto es, en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla.

-El papel de la demanda.

Si se desea conocer tanto la proporción del cambio como la distribución del trabajo, es necesario contar con dos clases de información: en primer lugar, la información sobre el costo relativo en trabajo, y en segundo lugar, la información sobre la intensidad relativa de la demanda. Dadas estas dos clases de información, es posible determinar el equilibrio económico de la sociedad. Marx es acusado de haber ignorado el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y los deseos de los consumidores, en la determinación de las relaciones de valor cuantitativo. Sin embargo, éste reconocía claramente su papel a la hora de determinar la asignación del trabajo social, apuntando, no obstante, que “nada absolutamente puede explicarse por la relación de oferta y demanda, a menos que se haya averiguado previamente la base en que esta relación descansa”. (Clases sociales)[2].

-“Ley del valor” vs. “Principio de planeación”.

Lo que Marx llamaba “ley del valor” resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, que regula, las proporciones del cambio de mercancías, la cantidad producida de mercancías y la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción.
La ley del valor es esencialmente una teoría de equilibrio general desarrollada con referencia a la producción simple de mercancías y adaptada, posteriormente, al capitalismo. Una de las principales funciones de la ley del valor es la de aclarar que en una sociedad productora de mercancías, a pesar de que las decisiones no se toman de modo centralizado y coordinado, existe el orden y no simplemente el caos. Nadie decide cómo se debe asignar el esfuerzo productivo, o cuánto se debe producir de las diversas clases de mercancías.
En la medida que la asignación de la actividad productiva es sometida a un control consciente, la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia; el principio de la planeación la sustituye.

-El valor y el precio de la producción.

El precio es tan sólo la expresión monetaria del valor. Sin embargo, aparece un concepto distinto que es “precio de producción”. Los precios de producción son modificaciones de los valores. La teoría del precio de producción está directamente basada en la teoría del valor.

-Precio de monopolio.

La introducción de elementos de monopolio en la economía dificulta el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio. El control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda.
Las relaciones de valor cuantitativo son perturbadas por el monopolio; las relaciones de valor cualitativo, no. La existencia del monopolio en sí misma no altera las relaciones sociales básicas de producción de mercancías: la organización de la producción a través del cambio privado de los productos individuales del trabajo.

Capitulo IV: plusvalía y capitalismo

En este capitulo veremos la relación que tiene la plusvalía con el capitalismo y también la relación con la producción de mercancías que estas no implican el capitalismo, pero este si implica la producción de mercancías.

Para comenzar con este capitulo, el autor nos expresa que la propiedad de los medios de producción corresponde a unos pocos individuos dentro del sistema capitalista.
La diferencia del capitalismo con otros sistemas es la compra del trabajo (por lo que es una mercancía) y en otros no se compran por que no se consideran como una mercancía.
Como vemos en este capitulo y vimos también en clase, en la producción simple los M (mercancías) son el principio y el fin, al contrario que en el capitalismo que el D (dinero) es el principio y el fin. Tendremos entonces el simple MDM y el capitalista DMD.

Por lo que en el sistema simple la fuerza es el valor dominante, cuanto mas fuerza se realice más valor y en el capitalista se da una plusvalía o un valor añadido a esta fuerza.
El valor se compone de tres puntos. (C) materiales y maquinarias, (V) valor de la fuerza de trabajo y (P) la plusvalía. Y la formula seria C+V+P= valor total.
Y si queremos ver la tasa de plusvalía será P/V que será la tasa de plusvalía o valor añadido en el sistema capitalista.

La productividad real se compone de los salarios reales, la productividad del trabajo y el nivel de técnica que se emplea.
La ganancia será la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total del capital.


Tema V: la acumulación y el ejército de reserva

Como hemos visto en el final del anterior capitulo la plusvalía es el beneficio del sistema capitalista (para algunos), el problema de este sistema lo tenemos cuando los agentes del capital utilizan esa plusvalía para invertirla y ganan mas dinero solo con la plusvalía comenzando con el proceso de acumulación y restándole la importancia que realmente tiene la fuerza del trabajo.

Si llega a comenzar esta acumulación tendríamos una demanda constante de la fuerza del trabajo para mantener esos niveles, por lo que se supondría que a mayor beneficio con la plusvalía o con la acumulación se daría una subida salarial de la fuerza del trabajo, pero como  nos dice el autor esto no sucede casi nunca, por lo se da un conflicto de intereses.

El problema de la acumulación, comienza cuando no se le da el valor real a esa fuerza de trabajo y no se aumenta con las plusvalía, por lo que se mantiene el llamado valor natural de la fuerza de trabajo, lo que hace desequilibrar la famosa ley de la oferta y la demanda (unos se enriquecen y los otros no), y comenzara el llamado ejercito de reserva de trabajo.

Los capitalistas sustituyen a los obreros por maquinas, reduciendo costes y fabricando una masa de obreros sin trabajo (el llamado ejercito) que pueden desestabilizar la ley de la oferta y la demanda a favor del capital y no repartir la plusvalía en los trabajadores ya hay un ejercito de reserva donde elegir otro trabajador.

Marx dirá que las crisis y la industrialización son mecanismos para aumentar el ejército de reserva. Y que en el sistema capitalista nunca se debería entrar en depresión o crisis ya que si lo hace se acabaría con la prosperidad industrial en el caso de la crisis y en el de la depresión se bajarían los salarios. En este sistema entonces no se puede concebir una crisis ya que marx dice que se tornara en un estado de reposo (por que no crece) y esto llevara a la revolución.


Capítulo VI. LA TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE LA GANANCIA.

Para ello recurre a la formulación de la ley por Marx; señalando que la acumulación de capital va de la mano de una mecanización progresiva del proceso de producción. El mismo montante de trabajo sería, con un equipo más efectivo y cualificado el que alcance más objetivos, por ello la productividad es un factor que crece constantemente.
Si la tasa de la plusvalía es constante, la tasa de ganancia varía en sentido inverso a la composición orgánica del capital, pero como una tendencia hacia arriba, bien es cierto que la ganancia puede caer en cualquier momento. Es lo que Marx llama teoría de la Ley, demostrando que ciertos obstáculos internos se oponían al desarrollo indefinido de la producción capitalista. Por una parte, una composición orgánica ascendente del capital es la expresión de la creciente productividad del trabajo y por otra parte, la tasa descendente de la ganancia que la acompaña tiene que cerrar al fin los cauces de la iniciativa capitalista
Marx así enumerará seis causas contrarrestantes que anulen la ley general de la tasa descendente de la ganancia, dejándole tan sólo el carácter de una tendencia.
El abaratamiento de los elementos del capital constante: mayor uso de maquinaria aumenta la productividad y hace menor el valor por unidad. Un aumento dado en la composición orgánica del capital, haciendo bajar el valor del capital constante, actúa en cierta medida como su propio correctivo.
El aumento de intensidad de explotación: la prolongación de la jornada de trabajo eleva directamente la tasa de plusvalía, aumentando la cantidad de trabajo excedente sin afectar la del necesario. Producir más en menos tiempo, sin afectar la cantidad de trabajo necesario, elevando así la tasa de ganancia.
Depresión de los salarios más abajo de su valor, mencionado de paso por el mismo Marx por considerar que viene marcado por el mercado en sí mismo.
Sobrepoblación relativa. El uso de la maquinaria proporciona una más alta composición orgánica de capital, dejando libres a trabajadores que denominará el “ejército de reserva”. Estos trabajadores que se encontrarán desocupados llevará a crear nuevas industrias con una composición orgánica del capital baja y una tasa de ganancia alta. 
El comercio exterior lo que hará será contrarresta la producción doméstica por la adquisición de artículos y materias primas de otros mas baratos.
Señalará entonces cómo parece correcta la suposición de una composición orgánica ascendente del capital. Pero busca lo mismo con la llamada tasa de plusvalía. Si esta permanece invariable, significa que tiene lugar una elevación de los salarios reales, exactamente proporcional al aumento en la productividad del trabajo.  La productividad acrecentada del trabajo del obrero beneficia a éste en igual grado que al capitalista. Y es que la productividad total física y la representada por el salario como la producción total física representada por la plusvalía tienen paralela forma de cambio.
Y es que esta es una de las forma de diferencia: que el trabajo pasado, convertido en capital constante permanecerá en relación de competencia con el trabajo viviente. La suposición de una tasa constante de plusvalía sirve para saber la tendencia de un elemento importante de la situación: la composición orgánica del capital será una expresión de valor.  Y el capital en sí mismo es la esencia de un proceso de acumulación y por ello los capitalistas mantienen la tasa de ganancia que hemos visto con anterioridad y si es posible elevarla.
Cuando crece la composición orgánica del capital serán tan superiores a los de la tasa de plusvalía que los primeros dominarán los movimientos en la tasa de ganancia. Se restablecerá la tasa de plusvalía y acrecentará la misma.

Por último habla de las fuerzas que también influyen a la hora de ver los movimientos
en la tasa de ganancia. Los sindicatos como el conector del trabajador para mejorar
las condiciones de empleo en la producción capitalista. La acción del Estado en beneficio de los trabajadores; que es capaz de converger diferentes formas como la limitación  de la jornada laboral reduciendo la plusvalía, el seguro de desempleo y el derecho a la contratación colectiva.
Por otro lado las organizaciones patronales intentan mejorar la posición del capital frente al trabajo. En cuanto a la exportación del capital señala cómo sirve para mitigar la presión sobre el mercado de trabajo doméstico, y no da lugar a que la acumulación deprima la tasa de ganancia. En quinto lugar habla de la formación de monopolios como otro elemento obvio de mejora de la tasa de ganancia. Y por último de la acción del Estado sobre el beneficio del capital.
Son una enumeración de factores que lo que indica a Sweezy es que todo ha de ser detallado y examinado a fondo en el capitalismo por la influencia que conlleva sobre la tasa de ganancia.

CAPÍTULO VIII. LA NATURALEZA DE LAS CRISIS CAPITALISTAS

Finalizaremos el estudio concreto de los capítulos iniciales de Sweezy con su estudio sobre la naturaleza de las crisis capitalistas, tristemente analizado con la perspectiva del contexto actual.
Para empezar como siempre hace, recurre a su estudio paralelo en la teoría marxista, teniendo presente como el prusiano no lo tuvo del todo el problema de las crisis en el sistema capitalista. Y es ello porque supone un nivel de complejidad elevado en los niveles de abstracción que utilizaba Marx en su obra del Capital.
Vamos a dividir el desarrollo de este capítulo en las cuatro partes que considera el mismo Sweezy.
La primera parte habla de la producción simple de mercancías y las crisis. La moneda de cambio como punto de partida de toda sociedad nos lleva a que si bien el trueque antiguo se convertía en la mercancía por mercancía, hoy en día las condiciones de producción desarrollada, la forma de cambio se convierte en una mercancía contra dinero y dinero contra mercancía. Así, la función y el propósito del dinero es dividir el acto del cambio en dos partes que incluso pueden separarse en tiempo y espacio. Con la masa monetaria el sujeto productor no tiene que buscar en el mercado mercancía equiparable, sino que la cambia directamente por dinero que invierte en los bienes necesitados: forma que tiene el sistema de especializar y conseguir mayor productividad.
Pero este cambio privado será precisamente el que señala Sweezy como el provocador de las crisis en las economía que no estén sumamente preparadas para hacerle frente ya que si existen interferencias dentro de este juego puede verse afectado todo el nivel económico del sistema. Crisis que será provista de una acumulación de mercancías que no son vendidas y por lo tanto, necesidades que no pueden ser subsanadas. La crisis de sobreproducción.
Así es cierto que si bien es esta sobreproducción el causante de la crisis, la importancia se encuentra en el punto de injerencia entre compra y venta, algo muy difícil de saber cuales son las razones de la separación de ambas bajo la producción de mercancías.
En un segundo punto nos hablará de la Ley de Say, o la distinción entre la producción simple de mercancías y la producción meramente capitalista. Esta ley sostiene que a una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad: o cómo no romper el proceso comentado anteriormente, el juego de mercancía-dinero y dinero-mercancía. Si no se rompe esta no podría existir la crisis demostrando que en realidad es un juego ficticio.
En un tercer apartado integrará el capitalismo y las crisis bajo la diferencia iniciada en el apartado anterior entre la producción de mercancías y el sistema capitalista. En la producción simple una mercancía es intercambiada directamente por dinero. El uso de la mercancía es mayor que el monetario: porque lo que se busca precisamente es subir el valor de uso y no el valor de cambio, explicando así lo imposible de una crisis.
Si bien había comentado en el sistema capitalista comienza con dinero acumulado en cantidad, en capital. La circulación corre aquí a cuenta del intercambio con otros factores como la fuerza de trabajo así como también medios de producción hasta que rebota dentro del juego en forma de mercancía para su intercambio por dinero. Cuando entra en juego el factor del capitalista que busca aumentar el valor de cambio, la gran diferencia con el sistema de producción simple.
Y hará una diferenciación clave entre el obrero y el capitalista y su objetivo ya que el obrero lo que ofrece a cambio de la fuerza de trabajo es la adquisición de dinero realizando una producción concreta, con lo obtenido mantendrá así el ciclo adquiriendo otros bienes y productos que satisfará sus necesidades. No son los mismos objetivos.
Por eso como lo que pretende es conseguir aumentar la tasa de ganancias y la crisis se provoca cuando existe una sobreproducción, la crisis puede darse y explicarse mediante dos vías. Si no hay ganancia no existirá producción capitalista, retirando el capital y empezará la sobreproducción. Mientras que si se gana menos se producirá también un descenso de actividad de los capitalistas. Así pues deberá elegir si pretende el cambio por dinero o devolver el capital a la circulación, elección que realizará en comparativa con las actividades y ganancias del resto de industrias: si no invierte es cuando llega la crisis. Será el descenso de la tasa de ganancia el que produce el parón del juego, el que no consiga mantener la circulación.
Y con ello se delimitarán dos tipos de crisis, cuarto y último punto: este que acabamos de comentar con el descenso de las ganancias, explicando la crisis desde las fuerzas que lleguen a tener actividad en la tasa de ganancia. Y en segundo lugar el descenso del lucro: todas las mercancías se venden en sus valores de equilibrio y los capitalistas tendrán que vender sus mercancías a un precio menor si existe exceso: estos se verán incapacitados para vender las mercancías en sus valores. Si se produce demasiado, el precio del mercado cae por debajo del valor y la ganancia se reduce o desaparece. Si esto pasa en varias industrias se generaliza, descienden a la par las ganancias y llegamos a la crisis.





[1] Tiempo de trabajo socialmente necesario es el que se requiere para producir un artículo en las condiciones normales de la producción y con el gasto medio de habilidad e intensidad comunes en un momento dado.
[2] Demanda del mercado está dominada por la distribución del ingreso.

Plusvalía y Capitalismo. Capítulo 4, Sweezy.

Es importante no confundir la producción de mercancías en general con el capitalismo. Es verdad que sólo bajo el capitalismo "todos o la mayoría de los productos toman la forma de mercancías", de modo que puede decirse que el capitalismo implica la producción de mercancías. Pero lo contrario no es verdad: la producción de mercancías no implica necesariamente el capitalismo.

-El capitalismo.

Bajo la producción simple de mercancías cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción; bajo el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a un conjunto de de individuos, mientras que otro realiza el trabajo. Además, tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo, son mercancías; es decir, unos y otra son objetos de cambio y, por lo mismo, portadores de valor de cambio.
Por lo tanto, la compra y venta de la fuerza de trabajo es la differentia specifica del capitalismo. Como Marx lo expresa, "el propietario de los medios de producción y subsistencia se encuentra en el mercado con el trabajador libre que vende su fuerza de trabajo".
En la producción simple de mercancías el productor vende su producto a fin de comprar otros productos que satisfagan sus necesidades específicas. Empieza con Mercancías, las convierte en Dinero, y de ahí, una vez más, en Mercancías. (Mercancías recibidas son cualitativamente diferentes de las entregadas). Marx designa este circuíto, simbólicamente, como M-D-M. Bajo el capitalismo, el capitalista se presenta en el mercado con Dinero, compra Mercancías (fuerza de trabajo y medios de producción) y entonces, después de cumplido un proceso de producción, vuelve al mercado con un producto que convierte una vez más en Dinero. Este proceso se designa como D-M-D. El dinero es el principio y el fin. El dinero cualitativamente homogéneo y no sirve para satisfacer necesidades, de ahí que el único proceso significativo desde el punto de vista del capitalista sea D-M-D´, en el que D´es mayor que D. El incremento de dinero, la diferencia entre D´y D, es lo que Marx llama plusvalía, más valor, constituye el ingreso del capitalista como tal, y suministra el "fin directo y el incentivo determinante de la producción".

-El origen de la producción.

Para descubrir el origen de la plusvalía es necesario ante todo analizar el valor de la mercancía fuerza de trabajo. En sentido más estricto, la fuerza de trabajo es el trabajador mismo. Puesto que la fuerza de trabajo es una mercancía, debe tener un valor como cualquier otra mercancía. Pero ¿cómo se determina el valor de esta "mercancía peculiar"?
Marx responde a esta cuestión como sigue:
El valor de la fuerza de trabajo se determina por el tiempo de trabajo necesario para la producción, y, en consecuencia, también para la reproducción de este artículo especial (...) Dado el individuo, la producción de fuerza de trabajo consiste en la reproducción de sí mismo o su manutención.
El valor de la fuerza de trabajo se reduce al valor de una cantidad más o menos precisa de mercancías ordinarias. Por tanto, el capitalista compra la fuerza de trabajo en su valor, es decir, paga al obrero como salario una suma correspondiente al valor de los medios de subsistencia del obrero. Sin embargo, con su trabajo de un día el trabajador produce más que los medios de subsistencia de un día. En consecuencia, la jornada de trabajo puede dividirse en dos partes, trabajo necesario y trabajo excedente. Bajo las condiciones de la producción capitalista el producto del trabajo necesario va a poder del obrero en forma de salario, mientras que el capitalista se apropia el producto del trabajo excedente en la forma de plusvalía.

Lo específico del capitalismo es entonces, no el hecho de la explotación de una parte de la población por otra, sino la forma que asume esta explotación, a saber, la producción de plusvalía.

-Los componentes del valor.

El valor de cualquier mercancía producida en las condiciones del capitalismo se puede dividir en tres partes. La primera, que sólo representa el valor de los materiales y la maquinaria usados "no sufre, en el proceso de producción, ninguna alteración cuantitativa de su valor" y, por lo mismo, se llama "capital constante" (c). La segunda parte, la que restituye el valor de la fuerza de trabajo, sufre en cierto sentido una alteración de su valor, esta segunda parte se llama, por consiguiente, "capital variable", (v). La tercera parte es la plusvalía misma, que se designa con la letra p. El valor de una mercancía se puede, entonces, formular así:
c (más)v(más)p (igual) valor total.

-La tasa de la plusvalía.

Se define como la proporción de la plusvalía con respecto al capital variable, y se designa con una p´.
P/v (igual) tasa de la plusvalía.
La tasa de la plusvalía es la forma capitalista de lo que Marx llama la tasa de explotación, es decir, la proporción de trabajo excedente con respecto al trabajo necesario. La magnitud de la tasa de la plusvalía es directamente determinada por tres factores: la duración del día de trabajo, la cantidad de mercancías que entran en el salario real y la productividad del trabajo.

domingo, 13 de febrero de 2011

Características del conocimiento científico. Lectura Nº1.

Longo afirma que la finalidad del conocimiento y, por tanto, de la investigación científica, consiste en descubrir las normas, o sea, las leyes del universo empírico que rodea al hombre, de la realidad objetiva en la que éste se halla inmerso.
Este conocimiento consta de tres aspectos fundamentales.
1) Ante todo el conocimiento científico debe proporcionar una descripción de la realidad, sin embargo, no puede limitarse a describir la realidad, sino que al mismo tiempo debe explicarla.
Precisamente por esta razón la ciencia no puede ser simplemente un conjunto de definiciones. Por el contrario, como dice Hegel, la ciencia tiene por finalidad mostrar la necesidad de los objetos y no dar una simple descripción de ellos.
2) La segunda característica fundamental del conocimiento reside en el hecho de que el conocimiento científico no puede conformarse con una explicación cualquiera de la realidad.
La realidad objetiva ha de ser explicada a partir de ella misma, sin introducir momentos, elementos o explicaciones que no pertenezcan a ella.
Es decir, la ciencia más que explicar el mundo debe comprenderlo. Por esta razón, la historia del conocimiento científico es la historia de cómo la Humanidad se ha explicado el mundo real. En un principio, atribuyendo a los fenómenos causas y relaciones fantásticas para pasar más tarde a hipotetizar causas y relaciones reales y llegar por último a conocer las relaciones que se establecen objetivamente entre los fenómenos de la realidad.
3) El tercer y último aspecto fundamental del conocimiento está constituido por el hecho de que el conocimiento científico es únicamente una parte de la actividad humana, tan solo uno de sus aspectos. Por ello el conocimiento nunca es, y no puede serlo, un fin en sí mismo. El hombre desea conocer el mundo para poderlo modificar de acuerdo con sus necesidades.

El mecanismo de la investigación científica. Lectura Nº5

El conocimiento siempre se inicia a partir de los hechos, a partir de la observación de los mismos, ésta es la primera etapa de la investigación.
Cualquier observación es ya en sí misma un principio de análisis, lleva consigo una selección, comparaciones, deducciones, etc.
La tarea de la investigación científica consiste en descubrir, tras la apariencia de los fenómenos, su verdadera esencia, en comprender la relación interna que existe entre ellos y conocer las leyes de su nacimiento y desarrollo.
Una vez hecho esto es necesario encajar los resultados obtenidos en un esquema coherente, en una visión[1], en el cual se puedan llenar las lagunas de la investigación con supuestos hipotéticos más o menos justificados.
La segunda etapa del trabajo científico consiste en formular una hipótesis que explique el conjunto de los hechos de forma lógica y coherente. En esta segunda etapa es fundamental la fantasía, es decir, la capacidad del pensamiento para crear mentalmente imágenes subjetivas distintas de aquellas observadas en la realidad, así como la intuición, gracias a la cual el pensamiento analiza únicamente las versiones mentales, fantásticas, más verosímiles o más racionales.
La tercera etapa del trabajo científico consiste en comprobar que las hipótesis formuladas corresponden a la realidad de los hechos.
La rigurosa comprobación de las hipótesis, bien mediante observaciones posteriores, bien mediante todo tipo de experimentos, constituye el trabajo de esta etapa.
Un fuerte espíritu crítico y autocrítico es la cualidad esencial requerida en esta etapa del trabajo científico.
La cuarta y última etapa consiste en modificar o sustituir las hipótesis anteriormente formuladas con los resultados de la comprobación realizada anteriormente.

La elaboración teórica, conceptualización de los fenómenos y formulación de relaciones hipotéticas verificables, y la observación de los hechos, análisis, se complementan mutuamente, pero no coinciden, y ninguna de ellas puede sustituir a la otra. La ciencia nunca puede reducirse a la pura teoría abstracta, ni a la pura investigación empírica.
Es importante señalar también que los hechos siempre constituyen la base de una elaboración teórica, pero el hombre, en el momento de iniciar una investigación, y mucho antes de que se haya iniciado la formulación teórica, posee un bagaje de conocimientos y observaciones empíricas, constituido de forma más o menos espontánea.
El hecho de dedicarse a una investigación concreta presupone ya un cierto interés teórico, el plantearse un problema constituye una suposición primaria y por tanto una primera formulación teórica que es la que inicia la verdadera investigación, consciente y razonada.
El trabajo de un estudioso aislado está siempre integrado en el seno de la actividad investigadora colectiva, social, humana. En efecto, el investigador individual, para su trabajo, utiliza no sólo los hechos observados, descubiertos y analizados por él mismo, sino también los hechos observados por otros. Lo mismo hace con las hipótesis formuladas por otros investigadores (…).
De todas estas características del proceso de conocimiento se derivan dos importantes consecuencias de orden práctico.
La condición esencial para poder utilizar los resultados de las investigaciones hechas por otros es que por nuestra parte hayamos ya iniciado una elaboración propia. Precisamente por esta razón las instituciones encargadas de preparar a las generaciones intelectuales futuras deberían tener como objeto enseñar a los jóvenes a pensar y dejarse de abotargar su mente con hechos y nociones.
La segunda consecuencia se deriva del hecho de que no sólo las concepciones y las ideas evolucionan históricamente, sino que también lo hacen los conceptos que las expresan. Por ello, todo investigador debe crear por sí mismo el aparato conceptual que necesita.

Así pues:
Toda ciencia tiene un objeto de investigación concreto; utiliza un determinado método de investigación y potencia una determinada visión de la realidad.


[1] Denominación de Schumpeter.

Qué es una concepción del mundo. Lectura Nº3.

Una concepción del mundo no es un saber, no es conocimiento en el sentido en que lo es la ciencia positiva. Es una serie de principios que dan la razón de la conducta de un sujeto[1]. Una buena parte de la vida cotidiana puede interpretarse en términos de principios o creencias muchas veces implícitas “inconscientes” en el sujeto que obra o reacciona.
Frecuentemente, esos principios o creencias inspiradores de la conducta cotidiana están explícitos en la cultura de la sociedad en que vive. Esa cultura contiene por lo común un conjunto de afirmaciones acerca de la naturaleza del mundo físico y de la vida, así como un código de estimaciones de la conducta.
La parte contemplativa o teórica de la concepción del mundo está íntimamente relacionada con la parte práctica, con el código o sistema de juicios de valor, a través de cuestiones como la existencia o inexistencia de un principio ideal o espiritual que sea causa del mundo (…). Por ejemplo, naturaleza herida del hombre, sometimiento a una autoridad.
La existencia de una formulación explícita de la concepción del mundo en la cultura de una sociedad no permite averiguar cuál es la concepción del mundo realmente activa en esa sociedad, pues el carácter de sobreestructura que tiene la concepción del mundo no consiste en ser un mecánico reflejo, ingenuo y directo, de la realidad social y natural vivida.
Para aclarar el papel de la concepción del mundo respecto del conocimiento científico-positivo es necesario atender a los aspectos formales de ambas.
Las concepciones del mundo suelen presentar unas puntas muy concentradas y conscientes, en forma de credo religioso-moral o de sistema filosófico. Especialmente esta segunda forma fue muy característica hasta el siglo XIX. Sin embargo, la filosofía sistemática se vio arrebatar un campo temático tras otro por las ciencias positivas, y acabó por intentar salvar su sustantividad en un repertorio de supuestas verdades superiores a las de toda ciencia. En los casos más ambiciosos, la filosofía presenta más o menos abiertamente la pretensión de dar de sí por razonamiento el contenido de las ciencias positivas. En este caso, la concepción del mundo quiere ser un saber, conocimiento real del mundo con la misma positividad que el de la ciencia.
Esta pretensión puede considerarse definitivamente fracasada hacia mediados del siglo XIX con la disgregación del ambicioso sistema filosófico de Hegel.
La causa principal de su fracaso es la definitiva y consciente constitución del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna. Este es un conocimiento caracterizado por su intersubjetividad[2], y prácticamente por su capacidad se posibilitar previsiones exactas. Las tesis de la vieja filosofía sistemática, de los dogmas religiosos y de las concepciones del mundo carecen de esos rasgos. Y como esos rasgos dan al hombre una seguridad y un rendimiento considerables, el conocimiento que los posee, el científico-positivo, va destronando, como conocimiento de las cosas del mundo, al pensamiento de la filosofía sistemática tradicional.
El que las concepciones del mundo carezcan de aquellos dos rasgos característicos del conocimiento positivo[3] no es cosa accidental sino necesaria. La concepción del mundo contiene esencialmente afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por los métodos decisorios del conocimiento positivo, que son la verificación o falsación empíricas y la argumentación analítica (deductiva o inductivo-probabilitaria). Esto no quiere decir que el conocimiento positivo no abone una determinada concepción del mundo más que otra, pero abonar no es lo mismo que probar en sentido positivo.

-Concepción marxista del mundo.

La “concepción materialista y dialéctica del mundo” esta movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados. Es una concepción del mundo explícita. La liberación de la conciencia presupone la liberación de la práctica, de las manos.
La concepción marxista del mundo no puede considerar sus elementos explícitos como un sistema de saber superior al positivo. Engels supone la concepción de lo filosófico no como un sistema superior a la ciencia, sino como un nivel del pensamiento científico: el de la inspiración del propio investigador y de la reflexión sobre su marcha y sus resultados. No hay conocimiento “aparte” por encima del positivo. “No hay filosofía sino filosofar”.
Como su punto de partida y de llegada es la “ciencia real”, esta concepción del mundo no puede querer más que explicitar la motivación de la ciencia misma. Esta motivación es lo que puede llamarse “inmanentismo”, el principio de que la explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, en el mundo, y no en instancias ajenas o superiores al mundo. Principio que se encuentra en la base del conocimiento científico.
El mundo debe explicarse por sí mismo, el materialismo es lo primero en el marxismo.
El otro principio fundamental de la concepción “comunista del mundo”[4] es el de la dialéctica. Inspirado no tanto en el hacer científico-positivo cuanto en las limitaciones del mismo.
La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico-reductiva. Es decir, a través de la reducción de fenómenos complejos a nociones más elementales, más homogéneas, desprovistas de connotaciones cualitativas y, a su vez, posibilitando la formación de conceptos más adecuados.
Es por ello que los “todos” concretos y complejos no aparecen en el universo del discurso de la ciencia positiva, pues bien, el campo o ámbito de relevancia del pensamiento dialéctico es precisamente el de las totalidades concretas.
La tarea de la dialéctica materialista consiste en recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materialistas del análisis reductivo. “El análisis concreto de la situación concreta” es, según Lenin, el alma del marxismo.



[1] Conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas épocas. Es decir, “concepción del mundo” puede asimilarse con “episteme”.
[2] Que un conocimiento es intersubjetivo quiere decir que todas las personas adecuadamente preparadas entienden su formulación del mismo modo.
[3] Seguridad e igualdad.
[4] Denominado así por Engels.

viernes, 11 de febrero de 2011

Sweezy. Teoría del desarrollo capitalista.

El problema del valor cualitativo.

-Introducción.

El primer capítulo de El Capital se titula “Las mercancías”. Mercancías es todo lo que se produce para el cambio más bien que para el uso del productor; el estudio de las mercancías es el estudio de la relación económica del cambio. Marx empieza por analizar la “producción simple de mercancías” (cada productor posee sus propios medios de producción y satisface sus múltiples necesidades por el cambio con otros productores en situación similar).
Comenzando por la producción simple de mercancías, Marx pbserva una bien sentada tradición de teoría económica. Así, Adam Smith concibe la división del trabajo subordinada a cambio, estableciendo éste como causa y origen de la primera. “Propensión a traficar, trocar y cambiar” vinculada a la naturaleza humana. De este modo se liga inseparablemente el cambio a la división del trabajo y se les muestra como las columnas unidas que sostienen la sociedad civilizada. Las implicaciones de esta posición son claras: producción de mercancías, enraizada en la naturaleza humana, como forma universal e inevitable de la vida económica. Los problemas de la economía política tienen un carácter exclusivamente cuantitativo.

Marx no niega la relación existente entre producción de mercancías y división del trabajo sin embargo, no se trata de una relación tan rígida.
Si bien la división del trabajo es una condición necesaria para la producción de mercancías, de ahí no se sigue que, la producción de mercancías sea condición necesaria de la división del trabajo.
Niega que la división del trabajo esté necesariamente ligada al cambio. La producción de mercancías no es la forma universal e inevitable de vida económica sino una forma históricamente condicionada que no puede presentarse como directa manifestación de la naturaleza humana.
Según esto, el economista no puede confinar su atención a las relaciones cuantitativas que nacen de la producción de mercancías; debe dirigir también su atención al carácter de las relaciones sociales subyacentes en forma de mercancía. (Tareas cualitativas de la economía política).

-Valor de uso.

Toda mercancía tiene un doble aspecto; el de valor de uso y el de valor de cambio. El valor de uso expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido (actualmente, "utilidad"). Marx excluía el valor de uso de la esfera de la economía política, pues ésta debe centrarse en las relaciones entre personas, y dicho valor de uso no da cuerpo, directamente, a una relación social. Esto no significa que el valor de uso no deba jugar ningún papel en la economía política, aunque no como una categoría económica en sí misma, es un prerrequisito del consumo.

-Valor de cambio.

En una sociedad en que el cambio es un método regular de realizar el propósito de la producción social, es sólo en calidad de mercancías como los productos tienen valor de cambio.
El valor de cambio aparece como una relación cuantitativa entre cosas, entre las mercancías mismas.
La relación cuantitativa entre cosas (valor de cambio) es, en realidad, sólo una forma exterior de la relación social entre los propietarios de mercancías o, en el caso de la producción simple, entre los productores mismos. Los productores individuales, trabajando aisladamente cada uno, trabajan en realidad los unos para los otros. Su trabajo tiene un carácter social que le es impreso por el acto de cambio.
Estrictamente, el concepto valor de cambio se aplica "sólo cuando las mercancías están presentes en plural", expresa una relación entre mercancías. Una mercancía individual posee la calidad social que se manifiesta cuantitativamente en el valor de cambio, pero es necesaria la relación entre las mismas.

Una mercancía es, para Marx, un valor de uso u objeto de utilidad, y un valor. Así, como valor de uso, una mercancía es un rasgo universal de la existencia humana, presente en cada una y en todas las formas de sociedad. Como valor, la mercancía es un rasgo de una forma histórica específica de sociedad que se distingue por dos características principales, división de trabajo desarrollada y producción privada.

-Trabajo y valor.

El requisito de que todas las categorías económicas deben representar relaciones sociales condujo a Marx directamente al trabajo considerado como “el valor que yace oculto detrás del valor de cambio”.
El trabajo también tiene dos aspectos, uno correspondiente al valor de uso y otro al valor de la mercancía que produce. A la mercancía como valor de uso corresponde el trabajo como trabajo útil.

La actividad productiva, si dejamos de lado su forma especial, no es más que el gasto de fuerza humana de trabajo, gasto productivo de cerebro, nervios y músculos humanos. El valor de una mercancía representa trabajo humano abstracto, el gasto de trabajo humano en general.

Así, lo que el valor de uso es al valor en el caso de la mercancía, el trabajo útil es al trabajo abstracto en el caso de la actividad productiva:

“Por una parte todo trabajo es un gasto de fuerza humana de trabajo, y en su carácter de trabajo humano abstracto, idéntico, crea y forma los valores de las mercancías. Por otra parte, todo trabajo es el gasto de fuerza humana de trabajo en una forma especial y con un fin preciso, y en éste, su carácter de trabajo útil concreto, produce valores de uso”.

-Trabajo abstracto.

La expresión trabajo abstracto es, en pocas palabras, equivalente de “trabajo en general”; es lo común a toda actividad humana productiva. Lleva a cabo la reducción de todo trabajo a un común denominador.

La sociedad capitalista se caracteriza por un grado de movilidad del trabajo mucho mayor que el que prevalecía en cualquier forma anterior de la sociedad “los individuos pasan fácilmente de una clase de trabajo a otra, debido a lo cual no es importante para ellos qué clase particular de trabajo pueda tocarles desempeñar” El trabajo se convierte en un medio de crear riqueza en general dejando de desarrollarse junto con el individuo en un destino particular.

Resumiendo, se puede decir que la reducción de todo trabajo a trabajo abstracto permite ver claramente, detrás de las formas especiales que el trabajo puede adoptar en un momento determinado, una suma de fuerzas de trabajo social que es susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social, y de cuya magnitud y desarrollo depende en última instancia la capacidad productora de riqueza de la sociedad.

-La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor.

La mercancía en cuestión tiene de común con todas las demás (todas ellos son valores) el hecho de absorber una parte del total de la fuerza de trabajo disponible en la sociedad (todas ellas son trabajo abstracto materializado). Es esta característica de la "mercancía" el punto de partida y la categoría central de la economía política de los tiempos modernos.

El problema del valor cuantitativo.

-El primer paso.

En toda sociedad, desde la más primitiva hasta la más avanzada, es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad. Lo que cambia en el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades de producción y distribución. Como lo dijo Marx, “Todo niño sabe que si un país dejara de trabajar, no diré por un año, sino por algunas semanas, moriría”. “En un estado de la sociedad en el que la interconexión del trabajo social se manifiesta en el cambio privado de los productos individuales del trabajo, es precisamente el valor de cambio de estos productos”.

El valor de cambio es un aspecto de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías. Descubrir la naturaleza de estas leyes en términos cuantitativos es la tarea de la teoría del valor cuantitativo, y es en este sentido como la teoría del valor ha constituido el punto de partida tradicional de la moderna economía política.

Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas; absorben también cierta cantidad precisa, medida en unidades de tiempo, de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad.
Marx supone que existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo, las mercancías cuya producción requiere un tiempo igual se cambian sobre la base de uno por uno.

En necesario apuntar que, en la determinación del valor sólo se tomará en cuenta el trabajo “socialmente necesario”, necesario en  las condiciones sociales existentes.[1] Además, Marx toma “cualquier clase de trabajo por trabajo simple, no cualificado”, ahorrándose la molestia de reducir el trabajo cualificado a trabajo simple.

-El papel de la competencia.

Es necesario establecer bajo qué condiciones las proporciones del cambio corresponderían exactamente a la proporciones del tiempo de trabajo. Siguiendo el ejemplo del “ciervo y el castor” de Adam Smith se establece que, sólo una proporción de cambio constituye una situación estable. Esto es, en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla.

-El papel de la demanda.

Si se desea conocer tanto la proporción del cambio como la distribución del trabajo, es necesario contar con dos clases de información: en primer lugar, la información sobre el costo relativo en trabajo, y en segundo lugar, la información sobre la intensidad relativa de la demanda. Dadas estas dos clases de información, es posible determinar el equilibrio económico de la sociedad. Marx es acusado de haber ignorado el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y los deseos de los consumidores, en la determinación de las relaciones de valor cuantitativo. Sin embargo, éste reconocía claramente su papel a la hora de determinar la asignación del trabajo social, apuntando, no obstante, que “nada absolutamente puede explicarse por la relación de oferta y demanda, a menos que se haya averiguado previamente la base en que esta relación descansa”. (Clases sociales)[2].

-“Ley del valor” vs. “Principio de planeación”.

Lo que Marx llamaba “ley del valor” resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, que regula, las proporciones del cambio de mercancías, la cantidad producida de mercancías y la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción.
La ley del valor es esencialmente una teoría de equilibrio general desarrollada con referencia a la producción simple de mercancías y adaptada, posteriormente, al capitalismo. Una de las principales funciones de la ley del valor es la de aclarar que en una sociedad productora de mercancías, a pesar de que las decisiones no se toman de modo centralizado y coordinado, existe el orden y no simplemente el caos. Nadie decide cómo se debe asignar el esfuerzo productivo, o cuánto se debe producir de las diversas clases de mercancías.
En la medida que la asignación de la actividad productiva es sometida a un control consciente, la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia; el principio de la planeación la sustituye.

-El valor y el precio de la producción.

El precio es tan sólo la expresión monetaria del valor. Sin embargo, aparece un concepto distinto que es “precio de producción”. Los precios de producción son modificaciones de los valores. La teoría del precio de producción está directamente basada en la teoría del valor.

-Precio de monopolio.

La introducción de elementos de monopolio en la economía dificulta el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio. El control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda.
Las relaciones de valor cuantitativo son perturbadas por el monopolio; las relaciones de valor cualitativo, no. La existencia del monopolio en sí misma no altera las relaciones sociales básicas de producción de mercancías: la organización de la producción a través del cambio privado de los productos individuales del trabajo.



[1] Tiempo de trabajo socialmente necesario es el que se requiere para producir un artículo en las condiciones normales de la producción y con el gasto medio de habilidad e intensidad comunes en un momento dado.
[2] Demanda del mercado está dominada por la distribución del ingreso.

jueves, 30 de diciembre de 2010

BiPoLaR.

<<Hoy en día la moda en política es la biopolítica pospolítica, un excelente ejemplo de jerga teórica que, sin embargo, puede desvelarse fácilmente:<<pospolítica>> es una política que afirma dejar atrás las viejas luchas ideológicas y además se centra en la administración y gestión de expertos, mientras que <<biopolítica>> designa como su objetivo principal la regulación de la seguridad y el bienestar de las vidas humanas. Está claro que estas dos dimensiones se solapan: cuando se renuncia a las grandes causas ideológicas, lo que queda es solo la eficiente administración de la vida...o casi solamente eso. Esto implica que con la administración especializada, despolitizada y socialmente objetiva, y con la coordinación de intereses como nivel cero de la política, el único modo de introducir la pasión en este campo, de movilizar activamente a la gente, es haciendo uso del miedo, constituyente básico de la subjetividad actual. Por esta razón la biopolítica es en última instancia una política del miedo que se centra en defenderse del acoso o de la victimización potenciales.
Esto es lo que separa una política radical emancipatoria de nuestro status quo político. No hablamos aquí de la diferencia entre dos visiones o conjuntos de axiomas, sino de la diferencia entre la política basada en un conjunto de axiomas universales y una política que renuncia a la dimensión auténticamente constitutiva de lo político, puesto que recurre al miedo como principio movilizador fundamental: miedo a los inmigrantes, miedo al crimen, miedo a una pecaminosa depravación sexual, miedo al exceso estatal-con su carga impositiva excesiva, etc-, miedo a la catástrofe ecológica, miedo al acoso. La corrección política es la forma liberal ejemplar de la política del miedo. Tal (pos) política siempre se basa en la manipulación de una multitud paranoide: es la atemorizada comunión de personas atemorizadas>>.

Zizek, Sobre la violencia: Seis reflexiones marginales.

-Cuando compras algo sueles decirte, eso, eso es lo que necesito y lo quiero pase lo que pase. Tenía el problema solucionado, lo tenía todo, tenía un buen equipo de música, un armario que rebosaba ropa de marca, estaba acercándome a la realización personal(...)
-En mi opinión nadie debe realizarse, yo digo, deja de ser perfecto, yo digo evolucionémos(...) lo que posees, acabará poseyéndote.

-¿Por qué piensa la gente que yo soy tú?(...)
-Porque somos la misma persona(...)
-Buscabas el modo de cambiar tu vida, pero no podías hacerlo solo, todo lo que deseabas ser, soy yo. Tengo el aspecto que deseas tener, soy listo, competente y, lo más importante, soy libre en todo lo que tú querrías hacer.(...) La gente lo hace cada día, hablan solos e intentan verse como les gustaría ser, no tienen tu valor ni se dejan llevar. Claro que aún sigues luchando contra eso y a veces sigues como eras, otras veces te imaginas contemplándome, poco a poco vas dejándote convertir en(...) 

El club de la lucha.

Miedo a perder la República Independiente de nuestra casa, amueblada según las indicaciones de Ikea, miedo a perder nuestro trabajo, que odiamos, pero nos permite seguir todas las pautas de consumo indicadas, buena ropa, un buen coche, puede que dos, un súper móvil Samsung HTC con sistema operativo Android, aunque apenas recibamos llamadas, pero, por otro lado, hastío de trabajar, de madrugar, de pagar impuestos, de consumir, de consumir menos que esos que lo consumen todo e incluso de vivir. Puede decirse que el sistema nos convierte en esquizofrénicos-bipolares, constantemente luchando entre lo que queremos ser, libres, y lo que estamos programados para ser, eslabones de la cadena de consumo.

HOhoho Féliz Añoo Nuevo.