viernes, 11 de febrero de 2011

Sweezy. Teoría del desarrollo capitalista.

El problema del valor cualitativo.

-Introducción.

El primer capítulo de El Capital se titula “Las mercancías”. Mercancías es todo lo que se produce para el cambio más bien que para el uso del productor; el estudio de las mercancías es el estudio de la relación económica del cambio. Marx empieza por analizar la “producción simple de mercancías” (cada productor posee sus propios medios de producción y satisface sus múltiples necesidades por el cambio con otros productores en situación similar).
Comenzando por la producción simple de mercancías, Marx pbserva una bien sentada tradición de teoría económica. Así, Adam Smith concibe la división del trabajo subordinada a cambio, estableciendo éste como causa y origen de la primera. “Propensión a traficar, trocar y cambiar” vinculada a la naturaleza humana. De este modo se liga inseparablemente el cambio a la división del trabajo y se les muestra como las columnas unidas que sostienen la sociedad civilizada. Las implicaciones de esta posición son claras: producción de mercancías, enraizada en la naturaleza humana, como forma universal e inevitable de la vida económica. Los problemas de la economía política tienen un carácter exclusivamente cuantitativo.

Marx no niega la relación existente entre producción de mercancías y división del trabajo sin embargo, no se trata de una relación tan rígida.
Si bien la división del trabajo es una condición necesaria para la producción de mercancías, de ahí no se sigue que, la producción de mercancías sea condición necesaria de la división del trabajo.
Niega que la división del trabajo esté necesariamente ligada al cambio. La producción de mercancías no es la forma universal e inevitable de vida económica sino una forma históricamente condicionada que no puede presentarse como directa manifestación de la naturaleza humana.
Según esto, el economista no puede confinar su atención a las relaciones cuantitativas que nacen de la producción de mercancías; debe dirigir también su atención al carácter de las relaciones sociales subyacentes en forma de mercancía. (Tareas cualitativas de la economía política).

-Valor de uso.

Toda mercancía tiene un doble aspecto; el de valor de uso y el de valor de cambio. El valor de uso expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido (actualmente, "utilidad"). Marx excluía el valor de uso de la esfera de la economía política, pues ésta debe centrarse en las relaciones entre personas, y dicho valor de uso no da cuerpo, directamente, a una relación social. Esto no significa que el valor de uso no deba jugar ningún papel en la economía política, aunque no como una categoría económica en sí misma, es un prerrequisito del consumo.

-Valor de cambio.

En una sociedad en que el cambio es un método regular de realizar el propósito de la producción social, es sólo en calidad de mercancías como los productos tienen valor de cambio.
El valor de cambio aparece como una relación cuantitativa entre cosas, entre las mercancías mismas.
La relación cuantitativa entre cosas (valor de cambio) es, en realidad, sólo una forma exterior de la relación social entre los propietarios de mercancías o, en el caso de la producción simple, entre los productores mismos. Los productores individuales, trabajando aisladamente cada uno, trabajan en realidad los unos para los otros. Su trabajo tiene un carácter social que le es impreso por el acto de cambio.
Estrictamente, el concepto valor de cambio se aplica "sólo cuando las mercancías están presentes en plural", expresa una relación entre mercancías. Una mercancía individual posee la calidad social que se manifiesta cuantitativamente en el valor de cambio, pero es necesaria la relación entre las mismas.

Una mercancía es, para Marx, un valor de uso u objeto de utilidad, y un valor. Así, como valor de uso, una mercancía es un rasgo universal de la existencia humana, presente en cada una y en todas las formas de sociedad. Como valor, la mercancía es un rasgo de una forma histórica específica de sociedad que se distingue por dos características principales, división de trabajo desarrollada y producción privada.

-Trabajo y valor.

El requisito de que todas las categorías económicas deben representar relaciones sociales condujo a Marx directamente al trabajo considerado como “el valor que yace oculto detrás del valor de cambio”.
El trabajo también tiene dos aspectos, uno correspondiente al valor de uso y otro al valor de la mercancía que produce. A la mercancía como valor de uso corresponde el trabajo como trabajo útil.

La actividad productiva, si dejamos de lado su forma especial, no es más que el gasto de fuerza humana de trabajo, gasto productivo de cerebro, nervios y músculos humanos. El valor de una mercancía representa trabajo humano abstracto, el gasto de trabajo humano en general.

Así, lo que el valor de uso es al valor en el caso de la mercancía, el trabajo útil es al trabajo abstracto en el caso de la actividad productiva:

“Por una parte todo trabajo es un gasto de fuerza humana de trabajo, y en su carácter de trabajo humano abstracto, idéntico, crea y forma los valores de las mercancías. Por otra parte, todo trabajo es el gasto de fuerza humana de trabajo en una forma especial y con un fin preciso, y en éste, su carácter de trabajo útil concreto, produce valores de uso”.

-Trabajo abstracto.

La expresión trabajo abstracto es, en pocas palabras, equivalente de “trabajo en general”; es lo común a toda actividad humana productiva. Lleva a cabo la reducción de todo trabajo a un común denominador.

La sociedad capitalista se caracteriza por un grado de movilidad del trabajo mucho mayor que el que prevalecía en cualquier forma anterior de la sociedad “los individuos pasan fácilmente de una clase de trabajo a otra, debido a lo cual no es importante para ellos qué clase particular de trabajo pueda tocarles desempeñar” El trabajo se convierte en un medio de crear riqueza en general dejando de desarrollarse junto con el individuo en un destino particular.

Resumiendo, se puede decir que la reducción de todo trabajo a trabajo abstracto permite ver claramente, detrás de las formas especiales que el trabajo puede adoptar en un momento determinado, una suma de fuerzas de trabajo social que es susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social, y de cuya magnitud y desarrollo depende en última instancia la capacidad productora de riqueza de la sociedad.

-La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor.

La mercancía en cuestión tiene de común con todas las demás (todas ellos son valores) el hecho de absorber una parte del total de la fuerza de trabajo disponible en la sociedad (todas ellas son trabajo abstracto materializado). Es esta característica de la "mercancía" el punto de partida y la categoría central de la economía política de los tiempos modernos.

El problema del valor cuantitativo.

-El primer paso.

En toda sociedad, desde la más primitiva hasta la más avanzada, es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad. Lo que cambia en el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades de producción y distribución. Como lo dijo Marx, “Todo niño sabe que si un país dejara de trabajar, no diré por un año, sino por algunas semanas, moriría”. “En un estado de la sociedad en el que la interconexión del trabajo social se manifiesta en el cambio privado de los productos individuales del trabajo, es precisamente el valor de cambio de estos productos”.

El valor de cambio es un aspecto de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías. Descubrir la naturaleza de estas leyes en términos cuantitativos es la tarea de la teoría del valor cuantitativo, y es en este sentido como la teoría del valor ha constituido el punto de partida tradicional de la moderna economía política.

Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas; absorben también cierta cantidad precisa, medida en unidades de tiempo, de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad.
Marx supone que existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo, las mercancías cuya producción requiere un tiempo igual se cambian sobre la base de uno por uno.

En necesario apuntar que, en la determinación del valor sólo se tomará en cuenta el trabajo “socialmente necesario”, necesario en  las condiciones sociales existentes.[1] Además, Marx toma “cualquier clase de trabajo por trabajo simple, no cualificado”, ahorrándose la molestia de reducir el trabajo cualificado a trabajo simple.

-El papel de la competencia.

Es necesario establecer bajo qué condiciones las proporciones del cambio corresponderían exactamente a la proporciones del tiempo de trabajo. Siguiendo el ejemplo del “ciervo y el castor” de Adam Smith se establece que, sólo una proporción de cambio constituye una situación estable. Esto es, en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla.

-El papel de la demanda.

Si se desea conocer tanto la proporción del cambio como la distribución del trabajo, es necesario contar con dos clases de información: en primer lugar, la información sobre el costo relativo en trabajo, y en segundo lugar, la información sobre la intensidad relativa de la demanda. Dadas estas dos clases de información, es posible determinar el equilibrio económico de la sociedad. Marx es acusado de haber ignorado el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y los deseos de los consumidores, en la determinación de las relaciones de valor cuantitativo. Sin embargo, éste reconocía claramente su papel a la hora de determinar la asignación del trabajo social, apuntando, no obstante, que “nada absolutamente puede explicarse por la relación de oferta y demanda, a menos que se haya averiguado previamente la base en que esta relación descansa”. (Clases sociales)[2].

-“Ley del valor” vs. “Principio de planeación”.

Lo que Marx llamaba “ley del valor” resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, que regula, las proporciones del cambio de mercancías, la cantidad producida de mercancías y la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción.
La ley del valor es esencialmente una teoría de equilibrio general desarrollada con referencia a la producción simple de mercancías y adaptada, posteriormente, al capitalismo. Una de las principales funciones de la ley del valor es la de aclarar que en una sociedad productora de mercancías, a pesar de que las decisiones no se toman de modo centralizado y coordinado, existe el orden y no simplemente el caos. Nadie decide cómo se debe asignar el esfuerzo productivo, o cuánto se debe producir de las diversas clases de mercancías.
En la medida que la asignación de la actividad productiva es sometida a un control consciente, la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia; el principio de la planeación la sustituye.

-El valor y el precio de la producción.

El precio es tan sólo la expresión monetaria del valor. Sin embargo, aparece un concepto distinto que es “precio de producción”. Los precios de producción son modificaciones de los valores. La teoría del precio de producción está directamente basada en la teoría del valor.

-Precio de monopolio.

La introducción de elementos de monopolio en la economía dificulta el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio. El control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda.
Las relaciones de valor cuantitativo son perturbadas por el monopolio; las relaciones de valor cualitativo, no. La existencia del monopolio en sí misma no altera las relaciones sociales básicas de producción de mercancías: la organización de la producción a través del cambio privado de los productos individuales del trabajo.



[1] Tiempo de trabajo socialmente necesario es el que se requiere para producir un artículo en las condiciones normales de la producción y con el gasto medio de habilidad e intensidad comunes en un momento dado.
[2] Demanda del mercado está dominada por la distribución del ingreso.

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